miércoles, 2 de septiembre de 2015

¿Por qué cobramos los Podólogos?

¿Por qué cobramos los Podólogos?

Hoy solo quiero hacer unos comentarios sobre el precio de la salud. Mucha gente piensa que los servicios podológicos son caros... Muchas veces lo achacamos al hecho de que en España (hasta ahora) no pagamos nada o casi nada en los hospitales, y nos parece que cuando entramos en urgencias, nos hacen un análisis, dos radiografías, una ecografía y nos hospitalizan, es todo gratis... la gente se olvida de los que mes a mes pagamos a la seguridad social para poder seguir teniendo estos servicios "gratis", no como en otros países, donde al salir del hospital te vas con tu hermosa factura de tantos mil euros... o donde directamente no entras al hospital si no puedes garantizar que vas a poder pagar los gastos de tu atención médica. En España, simplemente, desconocemos el valor económico de una prueba diagnóstica o de una consulta de especialista.

Hace tiempo leí este artículo procedente de unos compañeros de una clínica de San Sebastián, y me pareció muy esclarecedor. Y como suscribo todo lo que los compañeros dicen en él, simplemente lo copio:

“Imaginemos que soy un podólogo que tiene una consulta con un ayudante. Muchas veces me encuentro con la incomprensión de la gente cuando quiero cobrar por el servicio prestado. Algunas personas se extrañan cuando les digo que es normal que cobre por mi trabajo, como lo hace cualquier persona honrada y parece que sólo están dispuestas a pagar el precio de los medicamentos administrados o prescritos.
Quizá, en parte, esta actitud se base en el desconocimiento de cuánto cuesta realmente el que un podólogo te reciba en su consulta y te atienda. Ojalá esta exposición sirva para que puedas valorar mejor el esfuerzo que supone que el amigo de la bata de blanco te abra las puertas de su casa.
Si fueras podólogo, ¿cuál querrías que fuese tu sueldo? Y no hablo de pretensiones desorbitadas. Pero teniendo en cuenta que es un título de grado, con unos conocimientos muy complicados de adquirir y aplicar. Y que necesita renovarlos a la vez que el conocimiento científico avanza. Creo que coincidiremos que 1800 € al mes es una cantidad respetable pero no excesiva (por 12 pagas, ya que somos autónomos).

Normalmente en casi todas las clínicas suele haber un auxiliar, que se encarga de ayudar al podólogo en las operaciones, en la preparación de los pacientes y en la preparación del material. También atiende el teléfono, lleva el control de existencias de la clínica y se encarga de que todo esté limpio. Si fueras auxiliar, ¿cuál querrías que fuese tu sueldo? Evidentemente ha de ser menor que el del podólogo, pero merece ser bien retribuido. ¿1.000€ es una cantidad justa? Parece un poco limitada, pero en principio puede ser razonable.

¿Dónde queremos que nos reciba el podólogo? ¿En la calle, dentro de un coche, en un tenderete? Nos parece adecuado que un panadero tenga su panadería, un abogado su despacho, un tendero su tienda y un podólogo su consulta. Pero hay que pagarla. Supongamos que es un local no muy grande y no muy bien situado. Pero, aún así, el alquiler o la hipoteca no suelen ser inferiores a los 1000€ al mes en esta zona. Como queremos que en su consulta el podólogo no nos tenga que recibir a la luz de las velas, hay que pagar electricidad. También el agua, teléfono, basuras,…. hay que pagarlos. Pero además el podólogo debe estar inscrito en el Colegio de Podólogos para poder ejercer. Todo esto se lleva al mes unos 200€.

¿Tiene el podólogo alguna otra obligación legal? Pues sí. Debe contribuir al sostenimiento de la Seguridad Social como cualquier hijo de vecino. La mayoría de los podólogos somos autónomos, así que aún a costa de recibir la pensión más baja posible, los podólogos cotizamos con la cuota menor existente, casi 300€ más al mes.

¿Y qué pasa con el auxiliar? Pues que el podólogo quiere que al menos el auxiliar pueda recibir el paro si el negocio no va bien y que le quede una pensión decentita. Así que le hace un contrato. Pero eso supone que el contratador (el podólogo) debe pagar a la Seguridad Social (nuevamente) otros 350€.

¿Eso es todo? Lamentablemente aún no. Resulta que queremos que el podólogo tenga sillón podológico, micromotores, material de cirugía para operar, sillas para que nos reciba, una mesa de exploración, aire acondicionado para no pasar calor en el verano, un esterilizador de material, anestesia, un ordenador donde apuntar las fichas clínicas, un aparato de rayos X,… Vamos que la clínica no sean cuatro paredes y sí una verdadera clínica podológica. Pero eso también cuesta. Pongamos que el podólogo se ha empeñado con el banco y paga todo esto en cómodos plazos de unos 1200€ al mes (eso sí, durante muchos años)

¿Ya está? Pues tampoco. Resulta que tener un equipo de rayos X exige que el podólogo tenga que abonar obligatoriamente a una empresa especializada la medición de la radiación emitida. Y a otra la gestión de los residuos generados en el proceso de revelado. Pero no son éstos los únicos residuos que deben ser retirados por empresas especializadas. También los objetos punzantes y cortantes (como agujas o bisturís) o los residuos biológicos requieren que el podólogo firme un contrato para su retirada periódica. Y aunque el podólogo no generase ningún residuo, esas empresas cobran igual. Todo esto supone un gasto mensual mínimo de 120€. Aunque pueda parecer un gasto menor, si un podólogo te manda un recordatorio postal o te manda un sms o te hace una llamada telefónica para avisarte de cuándo le tocan las visitas, eso supone un gasto medio mensual de unos 130€.


¿Hemos terminado? Pues en principio sí. Eso hace un total de 4300€ al mes. Eso es lo mínimo que tendría que ingresar una clínica al mes para sobrevivir… si no existiesen Hacienda y los impuestos. Resulta que al podólogo Hacienda le pide que en concepto de IVA pague el 21% (de un 8% que era previamente). Y en concepto de retenciones el 20%. Así que en realidad el podólogo tiene que conseguir que su pequeña clínica ingrese cada mes 6246€.

Entonces ¿cuánto cuesta realmente esa consulta de 30 minutos que he pasado? Pues vamos a considerar que el podólogo tiene vacaciones como todo el mundo y que disfruta de los días de fiesta que disfrutamos todos. Eso hace que trabajando 40 horas a la semana tener abierta la clínica cueste 1,6 € el minuto. Así que 30 minutos de consulta deberían tener un coste mínimo de 35€. Y sería así si cada minuto de trabajo de la clínica fuese de atención a los pacientes. Pero resulta que no es así. Y no lo es por muchos motivos. A veces porque no hay pacientes que atender, a veces porque habiendo pacientes en la sala de espera el podólogo está atendiendo una consulta telefónica por la que, por supuesto, no va a recibir remuneración ninguna. Otras veces porque está respondiendo esa misma consulta en la misma sala de espera a alguien que ha entrado y que “sólo quiere hacer un pregunta”. Y finalmente en otras ocasiones porque está atendiendo a los asuntos propios de mantener en marcha un negocio, cualquier negocio. Al final el podólogo con suerte puede dedicar el 75% de su tiempo a atender pacientes por los que va a recibir una remuneración. En ocasiones es sólo el 50% y muchos otros nos llegan ni al 30%. Pero si queremos que la clínica siga donde está, que podamos acceder a ese servicio que nos viene tan bien, resulta que entre todos los que hacemos uso de él debemos hacernos cargo de su coste. Así que en realidad, dependiendo del uso que hagamos de la clínica el coste de la consulta sube a entre 36€ y 42€. Y todo eso es sin sumar el gasto de material o de medicamentos que se hayan gastado en la consulta. Si el podólogo ha usado 3 jeringuillas y ha inyectado un antibiótico, un antialérgico, un analgésico o un antiinflamatorio, eso también debemos pagarlo.

¿Cuánto pagas por la consulta en tu podólogo? Si pagas de acuerdo al cálculo anterior has de saber que aún así pagas poco. ¿Por qué? Porque ese mismo podólogo que tan bien te atiende debe renovar sus conocimientos, estar al día de las novedades científicas, mejorar para ofrecerte el mejor servicio. Y eso lo hace a través de la pertenencia a asociaciones, la asistencia a cursos, congresos o charlas, la adquisición de libros y revistas,… que como podrás adivinar también tienen un coste. Coste que debemos sufragar quienes hacemos uso de sus servicios. Pero si además contamos con que si nos llevamos un medicamento o un accesorio/dispositivo el podólogo ya lo ha pagado antes al proveedor, o con que las cosas se rompen o gastan y hay que reponerlas, o con que además queremos que el podólogo nos atienda a las 3 de la tarde el día de Navidad si es que lo necesitamos, entonces nos daremos cuenta de que el coste real de la consulta es superior al que habíamos calculado anteriormente.

¿Y por qué voy a tener que pagarle yo todas estas cosas al podólogo? Es verdad, no tienes por qué hacerlo. Pero si no lo haces no tendrás acceso a una clínica bien equipada, ni a un equipo podológico bien preparado y que actualiza sus conocimientos. Quizá no tendrás tampoco urgencias o tendrás que desplazarte a otro sitio a hacer una radiografía o una ecografía o una operación. Al final quizá esa clínica tenga que cerrar. Y ya no estará el podólogo que conocía a tu hijo desde que era pequeño y que te gustaba tanto cómo lo trataba. Ya no estará la clínica que te quedaba tan cerca de casa y que te atendía como si fueses uno más de la familia. Tendrás que buscarte otro sitio donde traten a tu familia. Y tendrás que pagarlo. Sólo que esa clínica probablemente ha sobrevivido porque tenía beneficios y en una economía como la nuestra los beneficios están relacionados con los precios. Así que sí, te tocará pagar lo mismo o más. Sólo que más lejos y a alguien que no conoce a tu familia desde hace años.

¿Tu podólogo te cobra la consulta más barata? Bueno, seguro que ya intuyes el motivo. Ninguno de los proveedores le hace rebajas al podólogo. Los suministradores de electricidad, agua o teléfono tampoco hacen descuentos. Invariablemente los bancos exigen las devoluciones de créditos el primer día de cada mes. Y los empleados cobran religiosa y puntualmente lo que marca su contrato. Así, que ¿cómo es posible que tu podólogo te cobre menos de lo que debería? Ya lo sabes, ¿verdad? Tu podólogo cobra bastante menos de lo que le correspondería. Por eso, en España, la mayoría de los podólogos con suerte llegamos a ser mileuristas.

¿Y si en tu clínica hay 3 o 4 podólogos? ¿Y si se han especializado? Suma y sigue…

Piensa en ello la próxima vez que vayas al podólogo, le preguntes algo y no te cobre por ello."


Gracias a la clínica Lardy de Donostia por este magnífico artículo.