miércoles, 29 de mayo de 2013

Los 101 de Ronda.Tiempo de correr pero bien.

La semana pasada traté a una paciente que venía de terminar los 101 Km de Ronda. Mi admiración por ser capaz de terminar semejante desafío. Mucho mayor si tenemos en cuenta como traía los pies de ampollas... pobrecita.

La verdad es que cada vez que trato a algún participante de ésta prueba, no puedo evitar que se me dibuje en la cara una sonrisilla y recuerdo las veces que yo mismo he sido voluntario en la misma, dando asistencia podológica a numerosos corredores/as, los cuales en la mayoría de los casos iban ya pidiendo "las mulillas" si hacemos un símil taurino. Recuerdo esas noches interminables pegados al cortado de Ronda, el estar todo el día "aburrido" en el cuartel hasta que por arte de magia aquello parecía el metro de Tokio en hora punta, teniendo que atender a corredores tumbados en mesas o en el suelo porque las camillas no daban a basto. En fin, locuras de juventud... Aunque no descarto volver algún año, la verdad es que me encanta ese ambiente "de trinchera" nunca mejor dicho. 



Por ello me surgió una reflexión relacionada con esto de correr. Llega el buen tiempo, o eso queremos creer, y como es costumbre, a muchos nos da por hacer algo de deporte. Desde hace unos años se esta poniendo  muy de moda el salir a correr, o como lo llaman ahora el "running", que es lo mismo pero mas "cool". Vamos, calzarse las zapatillas y a trotar!!

Y ésto nos lleva a ciertos problemas para los que no somos habituales en éstas lides. Problemas que pueden tener una sencilla solución con una correcta preparación, no sólo física, y sabiendo bien lo que hacemos. Es hora de desterrar algunos mitos y de aclarar un poco algunos conceptos para que nuestros pies no sufran demasiado si decidimos salir a la calle y hacer kilómetros, muchos o pocos.




1x1.trans Cómo tratar las lesiones cutáneas del pie: ampollas y uñas encarnadas
A lo largo de un 10K tus pies impactan contra el suelo unas 12.000 veces, y hasta 50.000 veces en un maratón, lo que se traduce en unas cuantas toneladas de peso que han tenido que aguantar tus pobres pies. Por eso, no es de extrañar que alguna vez surja algún tipo de problema cutáneo en los mismos.
¿Sabes cuál es la lesión cutánea del pie más habitual? Seguro que ya la has padecido, se trata de las ampollas, aquellas que afectan directamente a la piel de tus pies y que, si bien no llegan a ser peligrosas, te pueden incapacitar durante una carrera u obligarte a parar por unos días.
Pocos son los que consiguen escapar, tras una larga temporada de entrenamiento, a las ampollas, uñeros, durezas, uñas encarnadas o rozaduras. Obviamente, como en la mayoría de las lesiones, aparecen sin previo aviso, aunque las cutáneas son consideradas como las más banales y fáciles de curar.
Debes saber que hay dos factores que incrementan el riesgo de su aparición: la sudoración asociada al calor y el aumento de la permeabilidad de la piel asociada a la humedad. Te describimos cómo tratar las principales lesiones cutáneas (ampollas y uñas encarnadas).

AMPOLLAS

La ampolla es, básicamente, una quemadura provocada por un exceso de fricción entre dos capas de piel (dermis y epidermis).
Esta lesión es el resultado de los dos factores de los que hablábamos anteriormente (calor y humedad) junto con el rozamiento excesivo. La mayoría de las ampollas nacen en el antepié (parte delantera del pie) y, en todos los casos, nunca hay que dejar que las ampollas se rompan por sí mismas.
Una buena forma de tratarlas es limpiándolas con agua y jabón previamente, antes de proceder, con una aguja esterilizada, a pincharla para extraerle todo el líquido acumulado. Una vez esté drenada, coloca un apósito que actúe como desinfectante, pero nunca dejar un hilo atravesando la ampolla. Es un error muy extendido entre los corredores y puede dar lugar a infecciones superficiales y otras complicaciones.

UÑAS ENCARNADAS

Representan la segunda causa de lesión cutánea más común en los corredores, además de ser la más peligrosa porque podría llegar a complicarse tanto que se deba operar el pie.
Esta lesión se trata de un proceso inflamatorio que, en muchas ocasiones, da lugar al enrojecimiento de la zona, y que consiste en que la lámina ungueal penetra en las partes blandas del dedo provocando sensibilidad en los casos más leves e inflamación con presencia de infección en los más graves. Suele producirse por la presión que ejerce el calzado al caminar o correr.
El mejor tratamiento posible es su prevención, para ello es primordial cortarse las uñas de los pies en su justa medida, ni muy cortas (las uñas crecen en direcciones opuestas), ni muy largas (las uñas rozan con la zapatillas durante los descensos).

CONSEJOS ANTES, DURANTE Y DESPUÉS DE LA CARRERA

  • Antes: una semana antes de la carrera, hidrata la piel a través de lociones con urea si tienes la piel seca. Córtate las uñas en recto, y si sudas mucho, aplica polvos de talco entre el pie y el calcetín.
  • Durante: utiliza los calcetines y zapatillas con los que entrenes habitualmente (no estrenes nada el día de la carrera). Usa calcetines con tecnología Coolmax y aplícate apósitos hidrocoloides tipo Compeed en las zonas de roce (según tu experiencia), pero hazlo siempre antes de empezar a correr, no cuando ya han aparecido las ampollas.
  • Después: sumerge el pie en agua fría durante algunos minutos y, ¿por qué no?, cálzate las chanclas para que el pie vuelva a respirar.

jueves, 16 de mayo de 2013

¿Crecen los pies un número durante el embarazo?


Interesante artículo aparecido en El País y del que nos hacemos eco. Muchas mujeres entenderán ahora mejor el por qué del dolor de pies durante el embarazo.

¿Crecen los pies un número durante el embarazo?

La relaxina y el aumento de peso alargan el pie hasta un número más de calzado. A veces, el cambio es permanente.



Los pies no solo se hinchan durante el embarazo. También crecen a lo largo. Una sospecha que tenían millones de mujeres en el orbe y que recientemente ha corroborado un estudio de la Universidad de Iowa publicado en la prestigiosa revista American Journal of Physical Medicine & Rehabilitation. Dirigidos por el Dr. Neil Segal, un grupo de expertos en ortopedia y rehabilitación observaron a 49 mujeres desde el primer trimestre del embarazo hasta las 19 semanas siguientes al parto. Las conclusiones fueron que a cerca del 70% les crecía el pie durante la gestación (a lo largo y a lo ancho) y que cinco meses después del parto ese aumento de talla no había remitido. Más aún, pusieron cifras a ese crecimiento: entre 2 y 10 mm, o, lo que es lo mismo, entre medio número y un número más de pie.
La explicación hay que buscarla en la relajación del arco del pie por efecto de la relaxina (esa hormona que permitirá que en el parto la pelvis se abra para dejar salir al bebé) y el propio aumento de peso. Dos factores que ocasionan que el pie se haga más plano y más largo. El estudio también señala que este crecimiento permanente es más evidente en mujeres que esperan a su primer hijo, ya que en los siguientes embarazos como el pie ya ha crecido no suele hacerlo aún más. Apuntan, además, que estos cambios permanentes elevan el riesgo femenino de padecer artritis y otros problemas músculo-esqueléticos en el futuro.

No es la primera vez que los podólogos estudian los efectos del embarazo en los pies. En 2010 Jane Andersen llegaba a conclusiones similares si bien ella afirma que el pie puede seguir creciendo en posteriores embarazos, siempre que quede arco por bajar hasta que el pie quede completamente plano. Su recomendación para evitarlo, en la medida de lo posible, era no caminar descalza durante el embarazo para no forzar el arco plantar. Y como tampoco es cuestión de torturarse ante lo inevitable, pedirle al zapatero que dé un poco de sí los zapatos favoritos de la paciente.
victoria
Durante el embarazo de Harper Seven, Victoria Beckham desafió a su médico y no dudó en subirse a uno taconazos.

Pero el embarazo también puede abrir la puerta a lesiones en el pie. La Dra. Alona Kashanian, especialista en medicina deportiva, señala que las embarazadas que realizan ejercicio físico de un cierto nivel tienen más papeletas para sufrir fascitis plantar. Y, como en estado de buena esperanza la mayor parte de los medicamentos están prohibidos, toca atajar dolor e inflamación con hielo y productos de homeopatía y medicina natural como árnica, caléndula…

Hasta aquí la teoría. ¿Y si eres una celebrity acostumbrada a mirar al mundo desde lo alto de 12 centímetros de tacón? Pues que tenemos un dilema de dimensiones épicas. Ahí está Victoria Beckham, a quien diagnosticaron una hernia de disco tras dar a luz a su hija Harper Seven y que desafió a cuanto médico se le puso por delante subiéndose a los tacones al poco de ser madre por cuarta vez. Por no hablar de la otra princesa de Inglaterra, vamos, la de verdad, Kate Middleton, que tiene a sus compatriotas en un ay por seguir usando taconazos. Y, tratándose de la portadora del heredero a la real corona británica, algunos facultativos no se andan con tonterías. “Durante el embarazo se modifica el centro de gravedad. Una caída puede dañar a la madre y también al bebé”, aseveraba a ABC News el cirujano del pie Beverly Hills Stanley Orwasher.
Porque caerse a bordo de unos stilettos es bastante frecuente. Les sucede hasta a las virtuosas del tacón como Sarah Jessica Parker. Más de diez años caminando dieciocho horas seguidas sobre taconazos ideales y, al final, pasó lo que a otras les pasaría bastante antes: una torcedura de tobillo. Sucedió durante el rodaje de I Don’t Know How She Does It y al ir al médico se encontró con la prohibición, por motivos de salud, de volverse a encaramar a unos salones escarpados. “Tu pie hace cosas que no debería poder hacer. Ese hueso… tú has creado ese hueso”, le reprendió el médico al ver sus juanetes, según confesaba recientemente la actriz a Net-à-Porter Magazine. Eso sí, en un arrebato de yo-soy-Carrie-Bradshaw culpa a los zapatos baratos del vestuario de esa película como responsables de su accidente por tener resbaladizas suelas de plástico y no agradables suelas de piel. Al parecer con unos Manolos tal desastre no le hubiera sucedido. Pero como en estos casos no hay vuelta atrás, la actriz asume su derrota y se deja ver por las calles de Nueva York calzando unas sandalias Swedish Hasbeens de poco tacón y calcetines.
Kate
La prensa británica cuestiona si Kate Middleton debería llevar tacones durante su embarazo

jueves, 9 de mayo de 2013

Correr descalzo, ¿es bueno o Malo?


Interesante artículo de José Antonio Guarnido ( Centro de Podología Aquiles)sobre si es bueno o no correr descalzo.

Personalmente coincido con él en casi todo, creo que es una moda y como todas las modas será algo pasajero, pero por el camino dejará un rastro de lesiones y afecciones autoprovocadas en numerosos corredores, que, bien por querer mejorar una marca, o bien por probar algo nuevo, no se dan cuenta de que el asfalto no es un terreno adecuado a nuestra piel desnuda.


Leédlo y a ver que opinais:



¿Es sano correr descalzo?


1x1.trans ¿Es sano correr descalzo?
A la hora de hacer un estudio este tema es complicado desde el punto de vista sanitario, ya que hay muchas variables, tanto a favor como en contra. Además es un tema comparable al fútbol  ya que el integrismo existente entre partidarios y detractores no admite una visión más realista, equilibrada y comedida de lo que supone a un individuo iniciar esta delicada experiencia.
Pero, ¿es o no es aconsejable correr descalzo? Pues la respuesta es contundente: “depende”. Si nos vamos al África profunda, a algunas regiones más aisladas de Centroamérica o de Asia, podemos encontrar multitud de personas andando, corriendo y haciendo vida normal descalzos y no les pasa nada. Claro está, estas gentes en general son de estratos sociales desgraciadamente muy deprimidos y las criaturas subsisten con un dólar diario (o incluso menos) por lo que el calzado es la menor de sus preocupaciones.
Si nos vamos a los orígenes de la humanidad, es evidente que caminar sobre piedras cortantes, hielo o nieve no era agradable, por lo que los primeros zapatos eran pieles a modo de protección. Posteriormente, las civilizaciones vieron en el calzado un aliado a la hora de mejorar su calidad de vida: un trozo de piel dura y unas cuerdas eran suficientes para evitar heridas y subsiguientes infecciones en una época donde tener una herida era algo serio para la integridad del individuo. Gracias al calzado, entre otros elementos, colonizamos lugares tan dispares como montañas, el Polo Norte, playas, áreas volcánicas, etc. Fue el gran aliado junto a la ropa, por supuesto, y los pequeños avances en medicina natural para la expansión y longevidad del hombre.
El pie está diseñado para correr descalzo; su articulación subastragalina absorbe los impactos como el amortiguador en el coche, el sistema de articulaciones y ligamentos dispersan y dirigen la carga durante la marcha. Nos encontramos probablemente ante la mayor máquina de ingeniería que se ha diseñado, pero hasta este logro tiene sus límites, tanto generales como individuales. El pie está diseñado para estar descalzo pero sus tejidos no están preparados para materiales tales como el asfalto, cristales, montañas de pizarra. Si el asfalto digiere literalmente el caucho de los neumáticos, ¿qué no puede hacer con una sencilla y practica dermis?
Cuando la gente me dice “Abebe Bikila corría descalzo”, yo les contesto que tenía un pie casi ideal y presentaba una capa de un dedo de piel, grasa y tejido fibroso como consecuencia de la ausencia de un calzado durante 20 años de su vida. Su organismo se adaptó en una superficie natural de caminos de tierra y piedra desde que era un bebé. Bikila se calzó por primera vez unos zapatos en el ejército con casi 20 años de edad y esto es extrapolable a centenares de millones de criaturas, la adaptación.
Si ahora cogemos a un grupo de individuos jóvenes de entre 15 y 35 años, gente que ha estado calzada desde su nacimiento hasta el momento que deciden correr descalzos, nos saltamos esa adaptación. El cuerpo tiende a economizar, esto es, si le administras vitaminas continuamente se vuelve “vago” y no las sintetiza o no las asimila como debería; si lo calzas, entonces no hay necesidad de tejido graso en el adulto, de tejido fibroso y no hay necesidad de piel hiperqueratósica, por lo que el pie está desprotegido ante las agresiones externas. Aún así, esto le pasa a la mayor parte de los individuos, no a todos.
Es esa falta de adaptación la que provoca en los individuos que acuden a mi consulta dolencias tales como talalgias, quemaduras, objetos clavados, infecciones, fascitis plantar, necrosis avascular de zonas metatarsales tales como sesamoideos y segunda cabeza metatarsal, y a eso hay que añadirle un largo etcétera. El pie descalzo en el siglo XXI tiene que hacer frente a elementos que hasta no hace muchos años eran inexistentes, como por ejemplo el abrasivo alquitrán de las carreteras. No se diseñó para hacer frente a esas variables propias de la industrialización.

¿CÓMO NACIÓ ESTA NUEVA TENDENCIA?

Le pregunté a un paciente mío que corría descalzo que por qué lo hacía, y la respuesta fue inquietante. Se lo pregunté a más y todos dijeron lo mismo: “por culpa de las lesiones”. Muchos de ellos, después de lesiones tan sencillas de tratar como lesiones de gemelo y soleo, fascitis o problemas en bíceps femoral, aburridos de gastarse el dinero en médicos y fisioterapeutas, acabaron probando esta opción. Llamativo, ¿verdad? Desde un punto de vista puramente sanitario, estos pacientes corren descalzos para “evitar el dolor”, y mientras tanto se arriesgan (repito, no en todos los casos pero si en un número lo suficientemente significativo como para valorarlo) a otras lesiones de dispares naturalezas. Y claro, algo así te hace pensar. Si alguien que jamás ha corrido descalzo, que no sabe cómo es el tacto del asfalto, de piedras, el tacto del frío o del calor, si alguien que es pronador serio se arriesga a no tener una mínima contención de la pronación y evitar así un valgo de rodilla y la consiguiente lesión de ligamento y meniscos; si alguien así, o con un pie cavo, con predisposición a fascitis, dolor gemelar, lipodistrofia… si alguien así se arriesga, es porque tiene que estar realmente desesperado.
Y luego tenemos otro grupo de gente a los que yo les llamo “los nudistas del asfalto”, con todo el respeto y cariño del mundo, por supuesto. Hay gente que le gusta esa opción, escucharon hablar de ella y tiene sentido “el pie se diseñó para correr descalzo”, y lo aplican tal cual. Y un grupo de ellos tiene un pie ideal, un pie con pronación fisiológica, con grasa generosa, corren y se sienten bien, y es totalmente razonable y respetable. Pero claro, la adaptación, no es de un año, ni de dos, ni siquiera de tres. Es de un lustro en nosotros, europeos acomodados que llevamos siglos con calzado, que el pie ha evolucionado, los dedos se han acortado,  la grasa se ha reducido y la musculatura intrínseca del pie se ha debilitado; hemos evolucionado.

ENTONCES ¿ES BUENO CORRER DESCALZO?

Es natural, es biológico, es correctamente plausible, pero incorrectamente práctico extrapolable, no a unos pocos, sino a una inmensa mayoría sin la correcta adaptación. No consiste en meter miedo a la población, consiste en educar y dar todas las posibilidades para ser consciente de la realidad, la parte buena y la mala de esta técnica. Hay pacientes míos a los que no les va mal y vienen a mi clínica por otros motivos, aunque también es cierto que sus marcas son para pasar el rato y disfrutar de la carrera. Desafortunadamente, en la mayor parte de los casos, no termina bien y ves cosas serias, muy serias. Pero, repito, a muchos les va bien, se sienten libres y algunas lesiones desaparecen por fin, están contentos y eso hay que valorarlo también, faltaría más.
He leído mucho a favor de correr descalzo últimamente y en todo lo que se dice es verdad, pero una verdad a medias, y eso podría entenderse como mentira según cómo lo mires. Por lo que cuando uno habla de ciertas modas y tendencias, porque es una moda en auge (en Europa y Norteamérica) que no lleva más de 5 ó 10 años, tenemos que tener en cuenta que este tiempo no es nada si lo comparamos al tiempo que llevamos usando calzado en Europa. Así que cuando uno habla de esta nueva tendencia, lo más normal sería decir también las contraindicaciones, porque en la vida no todo es negro o blanco. Es en el término medio, en la correcta adaptación y en la información bien documentada, donde encontraremos el equilibro.
Informaos si en vuestro caso es aconsejable experimentar esta actividad. Si tenéis las armas adecuadas, adelante, si no, sed consecuentes. Quizá al principio todo vaya bien pero, con los años, probablemente desarrolléis dolencias que de forma contraria no las tendríais. Disfrutad de los placeres de la vida con inteligencia, cuidado y sentido común y nunca con excesos ni extremos. Y nunca olvidéis que “hasta la mente más brillante está desprotegida del poder de las modas”.
En otra ocasión hablaremos de todo lo contrario, las lesiones tan serias que provocan las zapatillas deportivas actuales, del enorme marketing que hay detrás y valoraremos hasta qué punto son sanas y volveremos a pensar todos juntos.