lunes, 30 de noviembre de 2020

Exostósis subungueal. Qué es y cómo se trata.

 "Doctor, tengo hongos desde hace muchos años"


Con esta frase, creo que el 100% de los podólogos hemos tenido que lidiar alguna vez en nuestra vida profesional.

Y no es que el paciente esté falto de razón, si no, que , en muchas ocasiones, el diagnóstico de presunción no es el correcto. Os sorprendería saber la cantidad de micosis diagnosticadas en atención primaria que realmente son otra cosa. Y es que si el refrán dice que no hay mal que 100 años dure, tampoco hay micosis ungueales que duren 2-3 o 10 o incluso 20 años, sin cambiar de aspecto, si colonizar otras áreas o sin "moverse" a lo largo y ancho de la uña. Simplemente porque no son onicomicosis (hongos en las uñas), sino que como digo, pueden ser otras cosas. Además, como dato muy importante, los hongos en las uñas NO DUELEN.

Y es por ello, que hoy vamos a hablar de la exostosis subungueal.

¿Qué es la exóstosis subungueal?

Muy sencillo. Vamos a tratar de descomponer el palabro (a grandes rasgos) para que os resulte más claro.

Exo --> Externo

Ostosis --> Crecimiento óseo anómalo

Siendo así, podemos definir la exóstosis subungueal como aquel crecimiento anómalo del hueso que hay situado bajo la uña (en este caso la falange distal).

¿Dónde se produce? 

Pues podemos afirmar que en el 90% de los casos, el dedo afectado suele ser el hallux (1er dedo), por lo que la gran estrella sería la exóstosis subungueal del 1er dedo. Clarito, ¿no? Y es aquí donde suele venir la confusión, puesto que la inmensa mayoría de las onicomicosis suelen darse también en el primer dedo, por lo que no es de extrañar que en muchos casos se confunda una patología con la otra.

¿Cómo diferenciarlas entonces?

Para un correcto diagnóstico diferencial debemos de realizar siempre una toma de muestras para un cultivo y antifungigrama, el cual nos dará el nombre y apellidos del microorganismo que nos está haciendo la puñeta en la uña, y además, el tratamiento más adecuado para éste. Tristemente, esto no se suele hacer, ni en las consultas privadas, ni mucho menos en atención primaria (van saturadísimos de trabajo nuestros colegas de la pública, es perfectamente entendible).

Por contra, la pauta habitual suele ser el empezar con un rosario de tratamientos antimicóticos, bien en laca, bien en crema (absolutamente inútil en las uñas) o por vía oral, los cuales pueden durar hasta que San Pedro baje el dedo como se suele decir, porque por si no lo habíais notado, hay cientos de dermatofitos y aunque los antimicóticos suelen ser de amplio espectro, si por lo que sea estamos tratando la uña con un producto que no mata el bicho causante, pues es como si le ponemos Tea Tree Oil, o para los no iniciados, Aceite del árbol del Té, que es como agua, pero en sucio.


Bueno, ¿pero esto qué tiene que ver con las exóstosis subungueales? Pues a priori nada, pero en mi experiencia, una buena parte de los hongos diagnosticados en las uñas son en realidad eso, exóstosis subungueales.

A ver, recapacitemos.

Tengo una infección de hongos en el dedo gordo del pie desde hace 10 años. Que no va "ni palante ni patrás", como se suele decir. Que no mejora y me he puesto decenas de productos. Que me ha deformado por completo la uña y la piel de debajo. Y que además ME DUELE.

Pues será que no son hongos...

En este caso, lo indicado, además de valorar la clínica, sería realizar una radiografía tanto lateral como dorsoplantar del dedo afectado, porque podemos encontrarnos una sorpresa, y para muestra un botón:


En ésta imagen se aprecia perfectamente el crecimiento hacia dorsal de la cortical de la falange distal. Como os digo, se trata de una paciente a la que le habían diagnosticado de hongos en su MAP, y a la que además, le han sacado 3 veces la uña, "para ver si sale mejor". Es evidente que mientras no se trate esa falange, no hay ninguna posibilidad de que esa uña mejore.

¿Y en qué consiste el tratamiento?
En estos casos es eminentemente quirúrgico. Ya podemos probar con quiropodias periódicas, ortesiología de la uña (una palabro que se está poniendo de moda y que me da auténtica grima), geles con clotrimazol, y la Virgen de Lourdes si queremos, que eso no va a mejorar.
En mi opinión, en este caso, la cirugía mínimamente invasiva está a años luz de la cirugía tradicional, puesto que con una incisión mínima de unos 3-4mm podemos acceder dorso de la falange distal y remodelarlo por completo. Y lo mejor de todo, con una molestia mínima para el paciente y sin interferir en su ritmo de vida.



Aquí vemos una imagen reciente de una de nuestras últimas intervenciones, en la que se observa la zona de entrada del bisturí, directamente a hueso.
Con el escoplo vamos despegando tejidos hasta poder rodear la lesión completamente en su zona dorsal y procedemos a fresar el hueso.
Y éste sería el resultado. Rebajamos por completo la lesión para evitar la presión contra la uña y el dolor desaparece como por arte de magia, pero no es magia no, es un trabajo sencillo y muy satisfactorio.

Y esto es todo por ahora. Como veis, no son hongos todo lo que reluce, jejeje. Sim plemente hay que pararse a pensar e ir descartando opciones, porque si algo anda como un pato, nada como un pato, y suena como un pato, es que a lo mejor es un pato (o una pata, jijiji).

Saludos y hasta pronto!






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